Con acciones de eficiencia energética, el gobierno se plantea metas de mediano y largo plazos para reducir 1.9 por ciento anual el consumo de electricidad en el periodo 2016- 2030 y 3.7 por ciento en 2031-2050. “La meta de eficiencia que se plantea refleja la cantidad de energía requerida en transporte, industria, edificios y sector agropecuario para producir una unidad de valor económica”, según la actualización del Programa Nacional para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía. El documento, publicado por la Secretaría de Energía (Sener), detalla que el proceso de definición de la meta implicó la construcción de escenarios prospectivos de mediano y largo plazos que permiten vislumbrar la evolución del consumo de energía. Uno es el escenario base, que perfila una evolución sin acciones y el otro es el escenario de transición, con acciones de eficiencia energética; “ambos consideran la evolución de variables claves como el crecimiento de la economía, los precios del petróleo y la población”. Para el escenario base, la Sener consideró un crecimiento anual medio de la actividad económica de 3.3 por ciento para el periodo 2016-2050, mientras que los habitantes llegarán a 137.5 millones en 2030 y 150.8 millones en 2050, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población. En dicho escenario se considera un crecimiento medio anual del consumo final de energía de 1.3 por ciento, al pasar de 5 mil 129 petajoules en 2016 a 7 mil 546 petajoules en 2050. En tanto que el escenario de transición, que considera la aplicación de medidas de eficiencia energética en transporte, industria y edificios, permite estimar un ahorro potencial de 40 por ciento del consumo final de energía en el país en 2050 respecto al escenario base. El escenario de transición refleja el aprovechamiento de potenciales de ahorro de energía en sectores de consumo final, el cual propone fortalecer en el corto y mediano plazos acciones con base en medidas existentes de eficiencia energética para estabilizar el crecimiento del consumo de energía. Para el largo plazo se requieren cambios estructurales que implican la transformación de esquemas productivos de la industria, nueva infraestructura para masificar el transporte eléctrico público y privado en las ciudades, y mejorar el desempeño energético de los edificios residenciales y comerciales. Enrique González Hass, presidente y director general de Schneider Electric México y Centroamérica, apuntó que el reto es innovar en todos los niveles, redefinir la automatización y la energía para un mundo que es cada vez más eléctrico, descentralizado, digitalizado y que demanda reducir la huella de carbono. “La actual apertura energética y el crecimiento exponencial de las ciudades exigen del país una infraestructura con altos estándares de calidad para garantizar las mejores prácticas entre empresas públicas y privadas, nacionales y extranjeras, encargadas de proveer servicios dentro de un México cada vez más competitivo, que requiere eficiencia en el uso adecuado de sus recursos”. Desde la visión de Schneider Electric, en 2017 las inversiones en bienes de capitales en México decrecerán en comparación con años anteriores. Mientras que los gastos operacionales serán mayores, mismos que tendrán como propósito renovar y hacer eficiente la infraestructura de empresas públicas y privadas, que se encargarán, como proveedores o como usuarios, del crecimiento y mejoramiento de la construcción y los servicios del país.
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